El museo de arte Reína Sofía despide el domingo 12 de octubre su exposición Máquinas y Almas, cita obligada para aquellos que amen el arte y la ciencia a partes iguales.

El objetivo de la exposición es hacernos ver que el arte y la ciencia han estado siempre estrechamente ligados, sobre todo desde los inicios del siglo XXI, y que ambos conceptos se pueden cultivar a la par sin que ninguno pierda su naturaleza. La idea es que tratemos de alejarnos de la visión fría, inerte y racional de las máquinas para que comprendamos que la técnica no es si no lo que se hace con ella y que la representación artística puede ser uno de los fines de los avances científicos. No estamos hablando del diseño preciosista y estilizado de algunos aparatos de uso cotidiano... estamos hablando de auténticas obras maestras, que son capaces de cautivar al espectador, dejándole boquiabierto y haciéndole entrar en conceptos artísticos inexplorados pero fascinantes. Si Stendhal tuviese ocasión de contemplar la exposición recaería en su propio síndrome...

En la exposición, el espectador podrá contemplar los retratos interactivos de Rozin, al robot antropomórfico de Byrne, las esculturas de luz de Friedlander, los ferrofluidos de Sachiko Kodama... además de las obras de otros trece artistas.

Según la propia página del museo, sin la creatividad y sensibilidad de los autores, el arte digital no es nada, por lo que esta tecnología es un vehículo, que se usa de forma diversa: como soporte, como elemento desarrollador o como método de investigación en la búsqueda de sensaciones nuevas, ya que los ordenadores por sí mismos no crean.

¿El ser humano sin máquinas no es nada? ¿O tal vez al contrario? ¿Puede la tecnología ser arte? ¿En realidad arte y ciencia se necesitan entre sí? Y lo más importante de todo, ¿podemos decir que las máquinas tienen alma?

Las posibles repuestas sólo hasta el domingo 12 de octubre en el museo Reina Sofía de Madrid.